27 jun 2009

Patricia














Cuando quieres a alguien, dejas de verlo por las razones que sean y vuelves a reencontrarlo años mas tarde, es como si el tiempo no hubiera pasado. De repente te encuentras alli hablando y bromeando como si la hubieras visto ayer mismo. Además los niños tienen ese don, el de no guardar rencor ni hacer preguntas que saben que no tienen respuesta. Para ellos basta con tenerte de nuevo ahí...
Bajé a la calle y ahí estaba ella a lo lejos, hecha ya una mujercita con sus casi 12 años; nos miramos, abrí los brazos y me dirigí hacia ella y entonces ella corrió hacia mi, como antes siempre hacía, se me echó a los brazos, la alcé y la abracé y la llené de besos. Me faltó poco para llorar. Luego abrazó a mis hijos y nos fuimos los cinco a echar una partida de bolos, como si irse a jugar a los bolos fuera lo mas normal del mundo después de cuatro años sin vernos....
Los tres niños jugaban como si nunca hubieran dejado de jugar juntos; ayer jugaban a playmobil y hoy juegan a los bolos y el tiempo no ha pasado. Me doy cuenta que en el fondo los tres son los mismos de siempre, ellos lo saben y lo aceptan, y no necesitan mas explicaciones, al menos por ahora.
Me doy cuenta que es posible, en un solo instante, en un abrazo, en un rato de juegos, recuperar todo el tiempo perdido...

2 comentarios:

José Félix dijo...

A veces unos bolos y un reencuentro te pueden cambiar la vida. Y si no, al menos el día.

Unknown dijo...

Qué cosa más bonita, cuñaita, me has hecho llorar. Ya me contaste tu impresión pero no esperaba vérmelo así escrito
Este momento ha sido sólo el primero del resto de tu vida, seguro.
un beso